Mapean con hidrófonos a vaquita marina; calculan número de ejemplares que quedan
El monitoreo acústico es parte importante del crucero de investigación que se realiza en el Alto Golfo de California para calcular el número de ejemplares que quedan de vaquita marina.
El doctor Armando Jaramillo, encabeza los esfuerzos como parte del Grupo de Investigación y Conservación de Mamíferos Marinos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
«Cada vez que hay un crucero de este tipo, se han observado crías, eso me parece a mí un signo inequívoco de que una especie o una población aún tiene la capacidad de recuperarse”, señaló.
Los hidrófonos o CPOD que se utilizan para esta actividad cuentan con tecnología del Reino Unido, y sirven para captar las emisiones de alta frecuencia que produce bajo el agua el mamífero marino en mayor peligro del mundo.
La información que se captura en horas o varios días queda almacenada en una tarjeta SD de 4 gigas.
Una vez que los datos se analizan en la computadora con un software especial, se pueden observar picos o pirámides, que son la representación gráfica de los pulsos acústicos o clics que emite la vaquita marina cuando utiliza la llamada ecolocalización, para reconocer su entorno, buscar alimento e identificar a sus depredadores.
«Ellas emiten un clic en cierta dirección y esperan a que rebote para ir analizando la señal, en ese proceso van moviendo la cabeza de un lado a otro, de manera que cuando la cabeza apunta directamente al hidrófono, es cuando detectas la señal más intensa, que es el pico de esta comba”, explicó el doctor Jaramillo.
Destacó que si se pudiera escuchar la señal acústica, emitida a 130 kilohertz (KHz), no perceptible al oído humano, sonaría como un agudo chasquido.
EN ACCIÓN
Pescadores organizados participan en el monitoreo acústico de la vaquita marina desde hace una década.
La embarcación menor al mando de Gustavo Cárdenas, también integrante del Grupo de Investigación y Conservación de Mamíferos Marinos de la Conanp, sale muy temprano del muelle de San Felipe.
Con GPS en mano, dos viejos lobos de mar, José Ernesto Martínez mejor conocido como “Mala Cara”, apodo que le pusieron sus amigos porque de joven recibió un pelotazo de beisbol, y Mario Calderón, visitan cada uno de los puntos que marca la bitácora.
«Mala Cara” es el capitán de la panga y Mario es el especialista en colocar y retirar los hidrófonos en el Alto Golfo de California.
Los datos que se recaban a diario, sirven para que los científicos a bordo del crucero de observación sepan por dónde buscar con los grandes binoculares conocidos como “Big Eyes”, a la vaquita marina.
Para esta expedición se utilizan 35 hidrófonos en 20 sitios dentro de la llamada Zona de Tolerancia Cero, con un presupuesto público para el gasto de combustible y pago de sueldos a los pescadores.
Jesús Zatarain, director de la Reserva de la Biosfera Alto Golfo de California Delta del Río Colorado, reveló que los recursos salen del Programa para la Protección y Restauración de Ecosistemas y Especies Prioritarias (Prorest), que este año tiene una bolsa de 900 mil pesos.